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sábado, 14 de mayo de 2011

Son cosas de la edad.

Parece mentira como pasa el tiempo, y con él todo lo demás también. No podemos volver al pasado, peor si podemos recordarlo, todos aquellos momentos que siempre nos acordaremos de ellos, aquellos momentos inolvidables que nos marcaron para siempre y hoy están aqui para ser recordados. Suelo recordar aquel tiempo, cuando las decisiones importantes se tomaban con un práctico 'Pito-pito gorgorito... ¿dónde vas tú tan bonito?...A la era verdadera.... ¡pim pom fuera!
Cuando se podí­an detener las cosas que se complicaban con un simple... 'Eso no vale' ¡Trampa! . Los errores se arreglaban diciendo simplemente...'Empezamos otra vez'. Tener dinero, sólo significaba poder comprarte una bolsa de chucherí­as a la salida del cole... Hacer un castillo de arena, podí­a mantenernos felizmente ocupados durante toda una tarde... Para salvar a todos los amigos en el escondite bastaba con un grito: '¡Por mí y por todos mis compañeros! Siempre descubrí­as tus más ocultas habilidades, a causa de un
'¿A que no eres capaz?'
 ¡Tonto el último! Era lo único que nos hacía correr como locos hasta que el corazón se nos salía del pecho.
 Los globos de agua eran la más moderna, poderosa y eficiente arma que jamás se había inventado... La mayor desilusión era haber sido elegidos los últimos en los equipos del cole...
 Cuando un helado era la mejor recompensa... Y quitar las ruedas pequeñas a la bici significaba un gran paso en tu vida. Cuando el negocio del siglo era conseguir cambiar los cromos repetidos por el que hacía tanto tiempo que buscabas...Y sólo llorábamos desconsolados cuando íbamos de excursión al campo, nos entreteníamos durante horas y venían a avisarnos de que teníamos que marchar.
Cuando ponerte el 'babi' a modo de capa te hacía soñar y subido en cualquier escalón deseabas con todas tus fuerzas poder volar como superman...
Pasarte tardes enteras viendo la misma pelicula pero siempre viendola con la misma ilusión de la 1º vez.
Tararear las canciones de Disney todo el día. Levantarte los fines de semana super pronto y no tener sueño en todo el día.
Todas estas simples cosas nos hací­an felices, no necesitábamos nada más que un balón, una comba y un par de amigos con los que hacer el ganso durante todo el dí­a...
Todos aquellos años de niñez con los mejores de nuestra vida. Y por eso al recordarlos no puedes evitar sonreir. Porque todos llevamos un niños dentro de nosotros. 
                  

                  
              

         

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